jueves, 26 de abril de 2007

Una esperanza


Una esperanza...

En mi efímera carrera como periodista, he tenido la oportunidad de ver muy de cerca, situaciones de diferente índole, unas tristes, otras injustas y muchas otras esperanzadoras.

Es lindo ser testigo de la esperanza, por lo que agradezco a la vida haberme permitido ser periodista, pues no todos tenemos el privilegio de manejar la opinión pública a través de lo que sin duda es una de las más grandes invenciones humanas… la palabra escrita, pues esta ha venido a resumir la existencia a pinches 24 letras…¡Increíble! Todo o casi todo se puede expresar a través de ellas y para muestra un botón.

El otro día, se me encomendó un reportaje, acerca del VIH y sida en niñez y adolescencia, el objetivo del mismo era, humanizar un poco esta problemática que no ha sido bien tratada por los medios nacionales. Claro que no se puede prescindir de la frialdad de las estadísticas, que no son más que números falsos de hielo.

Digo falsos, porque es evidente que los casos de VIH y sida encontrados en el Programa Nacional de Sida, distan por años luz de ser reales y eso hasta un ciego lo puede ver, es decir no es posible que de enero de 1984 a diciembre de 2006 se hayan presentado únicamente 885 casos de VIH y Sida en niños, niñas, adolescentes y jóvenes entre los 0 y 19 años, por sentido común sabemos que eso NO ES POSIBLE.

De nada me hubiese servido escribir datos, informes y cuanto documento técnico se pueda encontrar de la enfermedad, si no hacía ver a los lectores que el VIH y Sida, es una enfermedad… y nada más… no es sinónimo de muerte, más bien testimonio de vida.

A Dios gracias… mis ojos lo vieron, visité el Hospicio San José, el cual se dedica a darle cobijo, calor y amor a la niñez y adolescencia abandonada por tal enfermedad, vi en sus ojos la inocencia, la felicidad… los vi correr, abrazarme, sonrojarse, hacerme preguntas y en verdad les digo, que fui feliz al verlos felices (valga la redundancia).

Ellos y ellas… son un ejemplo de calidad de vida, la directora del lugar, me explicó que la carga viral que hay en su organismo es tan baja que es imperceptible y que toda vez estén bajo tratamiento, su enfermedad estará controlada y por ende tendrán una vida normal…como la que observe por escasos, pero valiosos minutos.

Estudian, en colegios (no sé en cuales), corretean por todos lados… en fin de verdad me resultó sorprendente verlos tan pero tan bien. Trate de plasmar en algo así como 7 mil caracteres, toda esa mágica y bella experiencia de calidad de vida.

Pude ver la luz de la esperanza, reflejada en esos angelitos, con hambre de vida, con necesidad de amor (que lo tienen) y con mucho pero mucho futuro por delante.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ser periodista te ha dado la oportunidad de llegar a donde las camaras no llegarán jamás... al corazón...

ventana urbana dijo...

eso es cierto hermana, vos en tu carrera como médica, has de saber que una sonrisa, no tiene precio.

Victoria dijo...

Muy bueno, ves como solo hay que tener paciencia en algunos momentos...por cierto ¿no hay ninguna asociación que lleve un censo no oficial?

ventana urbana dijo...

Victoria, perdona que te conteste hasta ahora, pero he tenido mucho que hacer... veras supuestamente las cifras oficiales las maneja el Programa Nacional de Sida... y las ong´s que trabajan, aunque tienen sus datos propios, no pueden manejar datos reales, pues se limitan a atender a los pacientes que los visitan...

saludos