jueves, 12 de abril de 2007

Crónica de una colorida pasión


A: Jesús Nazareno de la Caída. (Templo de San Bartolomé Becerra).

El colorido de una tradición ancestral se manifestó, en su máxima expresión cuando la consagrada imagen de Jesús nazareno de la caída, recorrió las principales calles de la ciudad colonial (Antigua Guatemala) el pasado domingo de pasión, (quinto domingo de cuaresma, 25 de marzo de 2007) donde se conmemoro el centésimo quinto aniversario procesional de esta bella imagen.

Eran apenas alrededor de las cinco de la mañana y en la carretera a San Bartolomé de Becerra ya estaban reunidos cientos de feligreses católicos que esperaban con ansía el paso del majestuoso e imponente cortejo procesional, el cual estaba programado para salir a las siete horas. Muchos de los ahí reunidos ya vestían sus mejores galas moradas, a la espera de que les tocara llevar en hombros el anda del señor de la caída, otros por su parte tenían varias horas sin dormir ya que elaboraban las coloridas alfombras para el paso del macro cortejo.

Con la salida del sol en la aurora calurosa de un quinto domingo de cuaresma, venía el olor a incienso y a corozo característicos de nuestras tradiciones durante estas fechas de ante sala a la Semana Santa.

Y fue en punto de las siete de la mañana, con el sonido de los timbales, y el esperado timbre, cuando se levantó el anda de la consagrada imagen, simultáneamente el corazón de miles de feligreses latía más rápido producto de aquella inexplicable emoción de cada domingo de pasión.

El sonido de la marcha fúnebre oficial “Jesús de San Bartolo” y el llanto de muchas abuelitas, jóvenes, niños y adultos, son una de las tantas manifestaciones del fervor y devoción que se le rinde a la consagrada imagen de Jesús Nazareno de la caída.

Al mismo tiempo eran más y más el número de vehículos que hacían cola para ingresar a la ciudad colonial y así poder ser testigos del paso del cortejo, mientras que las ventas de algodones, chupetes, dulces, guantes, capirotes (implemento del cucurucho que coloca sobre su cabeza) discos de marchas fúnebres y hasta corbatas, habrían paso a los romanos que a su vez anunciaban la presencia de Jesús con sus fanfarreas.

Para los devotos cucuruchos y para el público en general, el sol sofocante del medio día parecía no ser un obstáculo, pues el número de los visitantes se multiplicaba, todos ellos buscaban de participar de una u otra manera en el cortejo procesional.

Con el alba, llego el ocaso que a su vez se convirtió en penumbra, pero la gente se continúo aglomerando en los parques e iglesias para ver al señor de la caída, mientras que los pregoneros recitaban al paso del salvador, y oraban por el perdón de los pecados de la humanidad.

Los feligreses con faroles en las manos, con ayuda de la luna iluminaban la noche y con ello, el paso del imponente cortejo, donde hasta atrás se podía apreciar a una madre, desconsolada por el sufrimiento de su hijo: La “Virgen María”, era quien naturalmente cerraba el cortejo. Por su parte las mujeres sin importar lo oscuro de la noche, acompañaron a la madre dolorosa.

Así fue como alrededor de la una de la mañana, ya del quinto lunes de cuaresma sonaron por última vez dentro del templo de San Bartolomé de Becerra, las notas de la marcha oficial y el cortejo casi llegaba a su fin, sólo a la espera de la Virgen María quien minutos después despidió un año más de recorrido procesional.

3 comentarios:

Lunatrack dijo...

San Bartolo ya se volvio una parada obligatoria para todos los cucuruchos, no hay mejor compañia que compartir ese domingo con nuestros amigos cucuruchos

Anónimo dijo...

yo:
Si maestro, el quinto domingo de cuaresma se ha convertido en un día mágico ideal para invocar a los frayles franciscanos...jajaja

Es hermoso el ambiente que se vive tanto dentro del cortejo como fuera, sin mencionar toda la convivencia del día anterior, que también es muy agradable.

aún necesita ayuda para utilizar el blog... saludos

Anónimo dijo...

Que bonito saber que cada ves que va uno a una procesion se encuentra con amigos, si este año estuvo muy bonita la procesion despues de la salida de la virgen nos sentamos a comer pupusas con Ovidio frente a la iglesia y que suerte que me dejaron quedarme a dormir desde un dia antes.