lunes, 20 de abril de 2009

"Le quiebro el culo en setenta"


Recientemente con profunda tristeza escuche a unos jóvenes expresarse en relación a las pandillas guatemaltecas. “Yo a un marero le quiebro el culo en setenta”, expresó un adolescente de a lo sumo 17 años de edad. Como siempre lo he manifestado las maras son una respuesta disfuncional en una sociedad históricamente excluyente.

Son sin duda un problema complejo que requiere de soluciones integrales y a largo plazo. El pandillero nació sin amor, en un ambiente de odio, respiró y aprendió la violencia en su más cercano entorno (es así en muchos casos). La exclusión y desigualdad son sin temor a equivocarme el principal cáncer de nuestra sociedad tercermundista, este es en realidad el caldo de cultivo de muchos otros problemas.

La violencia es tan sólo la tos del verdadero mal, aunque a mi me resulta obvio algunos politequeros de tercera categoría, han explotado este mal para beneficiarse del mismo. Lamentable situación. La juventud carente de valores ha olvidado que la Constitución de la República protege la vida desde su concepción. Dios mismo nos prohibió matar y nos llamó a amarnos a los otros.

Si yo ciudadano “honrado y correcto” estoy dispuesto a matar a aquel que mata, ¿Qué tan diferente soy a él? Quizás soy mucho peor, porque en mi hogar respire amor, en la escuela se me enseñó a discernir lo bueno y lo malo, tuve oportunidades y nunca fui socialmente excluido.

Trató de entender la desesperación de aquellos que torpemente creen que la violencia se combate con violencia y que la limpieza social es una solución viable para que las muertes violentas y otros delitos se reduzcan en el país. Esto no es así y algún día escribiré dando mis explicaciones.

Invitó a todos a que intenten entender el fenómeno de las pandillas antes de emitir juicios de valor. No debemos hablar de lo que no conocemos.

Porque Jesús dijo a sus discípulos: No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y se os perdonará» (Lucas 6,37). Vamos cristianos practiquemos el amor y no el odio, la bondad y no el rencor.

Foto: AP

viernes, 3 de abril de 2009

Adiós Santiz


Manito, a penas te conocí… Vos por medio de la caja boba diste a conocer a Guatemala parte de una maquiavélica y repudiable realidad nacional. Quién iba a decir que hoy vos Rolando Santiz, periodista valiente ibas a ser la noticia y no el informador de la misma.

Vaya cobardía con la que te asesinaron, a sangre fría a quema ropa… Y de pensar que apenas te conocí, hubiese querido saludarte invitarte a un trago, echarme un cigarro prostituido con vos… Pero apenas te conocí… Quizás nos saludamos una, dos, tres o más veces. No pude ver el reflejo de tu alma martirizada, no me vi reflejado en tu mirada hoy ausente…

Te mataron, ¿¿¿quiénes??? El creador lo sabrá y él con su justicia divina castigará a los responsables de tal crimen. Ya no creo en la justicia mundana, mucho menos en la de esta tierra bañada de sangre…

La impunidad es el camino más fácil a seguir para nuestras autoridades… Fuiste vos, pude ser yo o cualquier ciudadano decente que realiza un trabajo arriesgado pero digno. En este país no habrá justicia para vos, de eso creo estar convencido, pero le ruego a Dios la llegada de la dulce resignación para aquellos que hoy lloran tu partida.

No fue en vano… Ahora sos ejemplo y una prueba más de que este país ni a la Prensa respetan… Actuaste consecuentemente y diste la vida por tus convicciones. Aunque aún albergo la esperanza de que no hayas muerto por el ejercicio de tu profesión, esa esperanza se reduce y se transforma con más intensidad en desilusión.

QUE NO NOS CALLEN GUATEMALA…


Foto: Periodistadigital.com