martes, 3 de abril de 2007

Hace un año


Hace alrededor de un año... un sabado anterior a Ramos, o bien podría decirse un sabado del Consuelo, como muchos guatemaltecos le llaman a este singular día, me tope con un viejo padecimiento: mi brazo izquierdo con un edema a nivel de tejidos blandos.

Estaba molesto, pues me resultaba incomodo, andar en las procesiones con el brazo adolorido, hinchado y sin poderlo estirar. Entonces solicite que me inyectarán un analgésico, el cuál responde al nombre de Diclofenaco.

Para mi sorpresa el resultado fue contraproducente, pues el brazo se me hincho aún más y ahora con una severa hemorragia interna, que hizo que mi extremidad se tornará de un color morado, casi negro.

La preocupación de mi familia fue tal, que mi hermana (médica), me pidió que llegará al hospital, pues las cosas se podían complicar.

En la mañana del Domingo de Ramos, me presente al hospital, con un muy mal presentimiento, desafortunadamente el médico de turno le resto importancia a mi caso,y me envío a casa, esto a pesar de que era evidente que el problema requeria más que un simple desinflamatorio.

Me puse mi túnica y fui a incorporarme al cortejo procesional, (al del señor de los milagros), cuando terminé de cargar mi turno, sentí que el brazo me pesaba, lo sentí caliente (tal sensación, producto de la hemorragia interna, claro está).

Algo en mi sabia que ese año, no podría ver la entrada como en años anteriores por lo que me invadió un sentimiento de profunda tristeza, sentí un dolor, difícilmente descriptible (con esto no quiero decir que sea el dolor más grande que he vivido).

Trate de aguantar el llanto, pero fue inevitable sentir la gelidez de aquellas lágrimas, que caian lentamente por mis ojos hasta llegar a mis mejillas. ¡Si señor! eran lágrimas de hombre, de alguién frustrado, que observa como lentamente, se le escurre dentro de sus manos, algo tan invaluable como: el privilegio de participar en las procesiones guatemaltecas.

Regrese al hospital y el doctor, ordenó que me internaran, lo cual fue para mi un golpe duro y bajo, pues ni siquiera podría ver iluminada la procesión.

Ahhhh que recuerdo tan amargo, aquel de hace un año atrás...

Pasadas las 10 pm, después de rogarle al doctor que me dejará salir a ver la procesión iluminada (el médico de turno accedió, con la condición de que yo firmara una hoja, que le quitaba todo tipo de responsabilidad a él y al hospital, por cualquier cosa que me pudiese suceder), me postre, sin uniforme, en la esquina de la 5ta calle y 11 avenida zona 1, a ver el imponente cortejo pasar enfrente de mi, me resultó imposible dejar de sentirme mal, por no poder ser participe de tan sublime momento.

Un amigo recientemente, describió aquel momento como conmovedor, pues aseguró que mi mirada reflejaba una profunda tristeza. El resto de la Semana (doblemente Santa), no pude participar en muchos de los cortejos y en los pocos que participe, no lo hice como normalmente suelo hacerlo.

Tarde mucho en comprender, que aquella desagradable experiencia, había sido un prueba de Dios, que él me había tratado de hablar, pues queria que viviera una Semana Mayor diferente, alejado de los cortejos procesionales, que a veces suelen ser una distracción (que no esta mal, pero en fin, siempre es bueno mantener una relación intrinseca con Dios)

Un año después a menos de una escasa semana de iniciar los días grandes, mi brazo, me empezó a jugar una mala pasada, por lo que me lo inmovilizarón con un canal de yeso en otro hospital, lo cual significaba que estaría almenos los primeros dos días grandes, con cabestrillo e incomodidades dentro de los cortejos.

En fin, pese a eso, ahora me dispongo a concluir la Semana Santa de la Guatemala de ayer de hoy y de siempre, de la mejor manera posible, participando en todos los cortejos procesionales.

Que mejor forma de abrir un blog que con semejante bendición...
Dios bendiga a los cucuruchos, y ojala haya tradición, fe y devoción para siempre.


8 comentarios:

Lunatrack dijo...

pues la semana santa no solo fue dura para vos,
también para los que tenemos ya como un hecho tu compañia, en las esquinas mis amigos me daban animos y te dedicaban oraciones,

Caminante dijo...

Después de tanto hablar, de que ibas hacer tu blog, por fin...,con pequeños errores como Umberto Eco, pero por lo demás esta bien, uniendose a la poblacion de 100 millones de usuarios de este medio de comunicación.
Siempre cucurucho, fue una historia conmovedora que hace derramar una que otra lagrima, pero veremos que más tenes para ofrecer.

Duffboy dijo...

Bienvenido a la blogósfera pues! Es otro mundo, lógica y demás la del cucurucho. Estoy lejos de entenderlos, pero bueno, conque te la hayás gozado eso es lo que importa.

Anónimo dijo...

Lastima q ese año no pudist hechart tus tirines! pero asi es la vida y q bueno q pudist comprender q es necesario un equilibrio entre la espiritualidad y las procesiones! es importante meditar eso en la semana santa, por eso los cucuruchos nos ponemos tristes cuando culmina...pero debemos comprender este misterio tan grandioso! q Dios t de mucha mas inspiracion para continuar con esos grandiosos articulos!

Anónimo dijo...

Ventana Urbana:

si vos Juan Pablo, aunque es inevitable, pasar por una fase de depresión post semana santa, hay que tomar en cuenta que la fiesta más importante para el cristianismo es la pascua de resurección...

saludos y gracias por escribir

Anónimo dijo...

Ana Maria: que triste su historia hasta las lagrimas me salieron, por que se que debe ser triste no poder vivr una semana santa como debe de ser, si le paso todo esto es por algo Dios lo tenia previsto, pero como dice Hector en su comentario sus amigos dedicaban oraciones por usted y con eso se pudo dar cuenta que tiene muchos amigos pendientes de usted. Igual este año le queria volver a pasar y como Dios tan grande que es con nosotros lo dejo vivir una semana santa mas, que esperamos la podamos seguir viviendo por muchos años mas.

Anónimo dijo...

Mano, que triste que ya todo acabó, y tendremos que esperar hasta el otro año para poder vivir de nuevo la época que más nos gusta del año: la Cuaresma y Semana Santa! pero lo más alegre que nos deja todo esto es la Gloriosa Resurrección de Jesucristo, quien es así de vivo como debe habitar en nuestras vidas y en nuestros corazones. Que Dios te bendiga mi estimado y que nos dé vida suficiente para seguir viviendo estas bellas tradiciones.

Anónimo dijo...

Esa Semana Santa... yo también tuve otra comunión con Dios... Jueves Santo día de la Eucarístia... yo trabaje con los hijos de Dios que cargaban con su propia cruz... Este año nuevamente me acerce a las procesiones y descubrí que Dios esta en todos partes en donde se piense en El, se trabaje por El, se viva por El... Se ame como El nos enseño. ...TAN CIERTO COMO EL AIRE QUE RESPIRO....