martes, 24 de febrero de 2009

Café


Desde que tengo memoria, he consumido café. Crecí comiendo pan sopeado en ese líquido espeso y oscuro que casi todos han consumido alguna vez.

Casi a diario bebo una tasa de café, no me gusta muy espeso, pero tampoco lo consumo tan ralo. Es cuestión, como todo en la vida, de encontrar un equilibrio ideal. El gusto por esta bebida es disperso, pero cada quién encuentra la forma de disfrutarlo.

Hoy tenía ganas de un café, pero no de esos que se beben a solas, por el contrario, quería compartirlo. Con un amigo (a), quizás con dos. Realicé algunas llamadas telefónicas para ver quien podía ser mi acompañante, pero por una caprichosa circunstancia del destino, los consultados, estaban indispuestos.

El deseo de tomar café creo que esta apunto de cesar. Quizás mañana u otro día, tenga motivaciones suficientes para volver a querer beber ese líquido.

Lo cierto es que hoy me queda un amargo sabor en la boca (y que bueno fuera que hubiese sido por el café), pues aquella tertulia que anhelaba compartir no se materializó.

Miles, tal vez hasta millones de palabras, se quedaron trabadas en mi garganta. Dichos enunciados ahora no son más que un silencio que deberá callar…

Nadie se baña dos veces en el mismo río… frase acertada… Las palabras que hoy pude haber dicho, ya no serán las mismas mañana… De eso estoy seguro.

El café de hoy, tampoco lo tomaré otro día…

1 comentario:

alex dijo...

Lo malo es que era café... jajajaja hubieras dicho "cerveza" y los acompañantes hubiéramos sido más de dos... jajajajaja no importa que se beba, lo importante es compartir. Sale café una tarde de éstas. Cuidate mi amigo.