sábado, 7 de marzo de 2009

A la espera...


Ahí van… con la mirada extraviada, con las mejillas sonrojadas por el sol y con esas ojeras que ni los lentes oscuros o el maquillaje son capaces de ocultar. Lucen cansados, se pierden entre la multitud… A la distancia casi parecieran vestir de túnica morada o llevar sobre sus cabezas una madrileña negra.

Lo cierto es que caminan en las calles de una urbe, carente de marchas, alfombras y de ese único olor a incienso y corozo, que perfuma las vías durante marzo y abril.

Y van siempre a la espera de otra cuaresma, pero también gozosos de la resurrección del señor, pues aman a un Cristo vivo.

Escuchan marchas en junio, julio y meses subsiguientes. Nunca habrá un color más precioso que el morado para ellos. Se les distingue en las calles, su caminar es diferente y en sus rostros llevan la gloria de ser parte de la tradición más hermosa de esta Guatemala.

Y cuelgan sus túnicas y guardan sus vestidos negros y blancos, para iniciar la prolongada espera de lo que será una Cuaresma y Semana Santa más…

Se les ve viendo videos y encuentran cierto alivio inexplicable en cada noviembre. Están siempre en las velaciones y no se pierden ningún traslado… ellos y ellas son: Los cucuruchos y devotas de la Semana Mayor más linda del mundo.