sábado, 7 de julio de 2007

Acto circense



Cada cuatro años nuestros postes se pintan de colores, se visten con ropas espantosas y se ponen mascaras que no les corresponden.

Y es que en año electoral como este, la contaminación visual esta a la orden del día. Este año varios candidatos de distintos partidos políticos desean llegar cargos públicos con la ingenua idea de gobernar una Guatemala ingobernable, gobernar a un país con millones de necesidades, billones de problemas e infinitas diferencias.

Sin embargo todas y todos, harán su mejor esfuerzo, aún estando plenamente conscientes de que tal pretensión es utópica y que en definitiva existe una mayor posibilidad de que el partido al que pertenecen desaparezca a que pueda algún día llegar al poder.

En fin, los candidatos y candidatas están al pie de guerra y se valdrán de cualquier estrategia sucia y desleal para desprestigiar a sus contrincantes y es que en Guatemala el común denominador no es proponer cambios, ni exaltar las supuestas fortalezas de x o y partido, más bien es atacar a al contrario a toda costa.

Las fuerzas políticas parecen valerse de la teoría conductual (conductismo, estímulo ----- respuesta), para poder llegar la tan ansiada guayaba.

A mí en lo personal me ofenden, avergüenzan los discursos trillados, carentes de propuestas concretas. Pero los candidatos parecen burlarse de un pueblo ignorante que dista de conocer la realidad del país (que no es culpa del pueblo, lo aclaro, más bien es culpa de los nefastos gobiernos que hemos tenido en el transcurso de los años).

Los payasitos (candidatos), se carcajean a nuestras espaldas y están convencidos de que nos engañan (por desgracia así es), porque saben que es sólo cuestión de tiempo para que ellos (as), nos tengan a su merced.

Por lo mismo vemos diputados perpetrados en el Congreso de la República enriqueciéndose con el salario que el pueblo les paga.

Y así continúa el círculo vicioso y nauseabundo que se burla de las y los guatemaltecos. Lo único cierto del caso es que el próximo gobierno (de derecha para más joder) hará muy poco por resolver las problemáticas que nos aquejan y sólo nos quedará estar a la espera de presenciar un nuevo acto circense dentro de cuatro largos e interminables años, de miseria y sufrimiento.

miércoles, 4 de julio de 2007

Represión: 11 años después…


El 30 de junio del presente año, en la celebración de el día de la revolución liberal de 1,871, ahora (para desgracia de las y los guatemaltecos) constitucionalmente conocida como Día del Ejercito; la organización Hijos e hijas por la identidad, la justicia contra el olvido y el silencio (HIJOS), organizaron una marcha pacifica para mostrar el rechazo al desfile castrense. La organización HIJOS, al igual que yo, considera que dicha celebración es un insulto para la dignidad de las víctimas que fueron masacradas por la institución armada durante el conflicto armado interno.

La marcha se torno violenta, puesto que el objetivo de la misma, era pasar por el Palacio Nacional, cosa que fue impedida violentamente por los mismos castrenses que protagonizaron la represión en las más de tres décadas de guerra.

Bombas lacrimógenas fueron lanzadas por algunos elementos del Ejército, para impedir que la manifestación continuara su curso.

Curiosamente en los medios impresos, estuvo circulando un día después, una versión manipulada de los acontecimientos suscitados durante la protesta pacifica.

Los medios publicaron que la organización HIJOS, fue la que inició los disturbios, por lo que los elementos del ejército se vieron “obligados” (casi en defensa propia) a lanzar “una” y sólo “una” bomba lacrimógena para dispersar a la “agitada turba”.

Vale la pena resaltar que en la manifestación habíamos a lo sumo 50 personas (y no 300 como decían las irresponsables publicaciones), por lo que resulta irrisorio pensar que en algún momento las cosas se pudieran haber salido realmente de control.

En fin, yo estuve ahí y es lamentable y vergonzoso que más de una década después de haber sido firmado el acuerdo de Paz Firme y Duradera, continúe la represión a las manifestaciones populares del pueblo, vulnerando así el derecho a libre locomoción de las y los ciudadanos.

En conclusión las cosas no han cambiado mucho, para desgracia de todas y todos los guatemaltecos; y continuamos respirando un clima de falsa paz.

Saludos y hasta la victoria siempre compañeros y compañeras.